domingo, 24 de noviembre de 2013

EL MAL DEL SIGLO XXI

Hace algunos años, había un niño, llamado Tomás, que vivía en un ambiente tranquilo, sacando muy buenas notas. Ese verano, la familia de Tomás, se tuvo que mudar  por motivos de trabajo del padre a Peñasol, una gran ciudad con mucho turismo. La única vivienda que encontraron dentro de sus posibilidades se hallaba en las cercanias de un aeropuerto con una gran cantidad de trafico aereo.
Los primeros meses no notaron los efectos de vivir tan  cerca de un aeropuerto. Pasaron los días, y los padres de Tomás, recibieron una nota del colegio. Cuando acudieron a la escuela y se reunieron con el director, éste les comentó, que como un niño tan buen estudiante había bajado tanto en el rendimiento escolar. Los padres explicaron que entre ellos no había ningún tipo de problemas, ni familiares, ni laborales, por lo cual, solo quedaba la posibilidad de algún conflicto en el colegio. Llamaron al niño a dirección. Él les explicó que en el colegio no tenía problema ni con los profesores, ni compañeros. Pero, si informó que en casa no descansaba, ni podía concentrarse en los trabajos de clase. Tras escuchar, los padres confirmaron que ellos tampoco estaban muy bien últimamente, ni física, ni mentalmente.
Al cabo de un rato, tras barajar todos los posibles causantes, vieron que casi al 100%, los ruidos continuos del aeropuerto, más la llegada y salida de aviones, podían ser la causa de estos problemas.
De vuelta a casa, los padres de Tomás, muy preocupados, quedaron en hablar cuando el chico, estuviera en la cama. Tras ver todas las posibilidades, solo le quedaban la de intentar encontrar trabajo en otro lugar, ya que el encontrar vivienda a las afueras, donde la contaminación acústica es casi inexistente, era imposible  por razones económicas.
A la mañana siguiente, tras una noche de insomnio, la madre de Tomás, fue a comprarle el pan como todos los días. Cerca de la panadería, como siempre, se encontraba la mujer que vendía loteria. Para ayudarla, decidió comprarle un décimo. Llegó la noche, y cual no fue su sorpresa, cuando comprobó que le había tocado un pequeño premio. Tras decidir que hacer, ambos coincidieron, en utilizar dicho dinero, ayudándose de la venta de su casa del pueblo, para comprar una a las afueras, donde el chico pudiera retomar su vida normal, ya que dada la situación laboral, cambiar de trabajo era más dificil.
Pasado el tiempo, el sacrificio mereció la pena, Tomás volvió a ser el chico tranquilo, adorable y estudioso de antes.

Colorín colorado, con este niño, todo lo hemos solucionado.


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